sábado, 30 de julio de 2016


Las benditas almas del purgatorio

Atardecer (ft img)
Mucha gente se pregunta sobre el sentido que tiene la existencia del Purgatorio, dentro del Plan de Dios. En realidad, la existencia del Purgatorio es la consecuencia natural de varios factores que Dios introdujo cuando, haciendo uso de Su Omnipotencia Creadora, dio forma final al hombre como punto máximo de Su Obra.
En primer lugar, Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza en muchos aspectos, uno de los cuales y quizás el central, es haberle dado una voluntad propia. La Voluntad de Dios, Su Fiat Creador, hizo al mundo, y así Dios quiso que también el hombre tuviera su propia voluntad, como El la tiene. Naturalmente que esto da origen al libre albedrío que todos tenemos, puerta abierta a nuestra libertad de optar entre el bien y el mal.
Como consecuencia de esta libertad que Dios nos da, surgen la Misericordia y la Justicia Divinas, las cuales no pueden ser vistas separadamente, nunca, ya que se complementan y unen. Dios es infinitamente Misericordioso, pero también es infinitamente Justo. La Misericordia de Dios se refleja, de este modo, en Su infinita capacidad de perdonarnos, si nos arrepentimos, y también en el Amor que El vuelca sobre el mundo todo el tiempo, tratando de salvarnos. La Cruz es el punto máximo de la Misericordia de Dios Padre hacia Nosotros, a través de la cual entregó la Vida de Su Hijo Amado, por nuestra salvación. Y también es un acto de infinita Misericordia el Pentecostés, a través del cual Dios nos envió Su Santo Espíritu para que nos guíe e inspire, como miembros de Su Santa Iglesia.
Pero, sin la Justicia Divina, la Misericordia estaría incompleta. Dios debe diferenciar a los justos, aquellos que le son fieles, de aquellos que haciendo uso de su libre albedrío, optaron por el camino de la oscuridad. Ejercer la Justicia Divina es motivo de tremendo dolor para Dios, ya que El prefiere que los hombres nos salvemos todos, y no tener que acudir a Su Justicia. Pero, no es El quien nos condena, sino somos nosotros los que nos alejamos de El y de Su promesa del Reino, lo rechazamos. Si entregamos nuestra voluntad a Dios, haciendo lo que El desea y no lo que nosotros deseamos, nos unimos a El y Su Amor. En cambio, si tomamos el camino de la soberbia, y creyéndonos un dios rechazamos lo que Dios espera de nosotros, haciendo nuestra propia voluntad, nos alejamos del Amor y nos sujetamos a la Justicia del Creador. La Justicia Divina, de este modo, es necesaria para poder diferenciar el distinto uso que las almas hacemos del libre albedrío que Dios nos dio como Don supremo.

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El Cielo y el infierno

cielo e infiernoPuestas así las cosas, tenemos nuestro libre albedrío, reflejo de poder ejercer nuestra propia voluntad, y también tenemos la Misericordia y la Justicia de Dios, en un balance perfecto. Dios hizo entonces un lugar de infinito y eterno premio para aquellos que, haciendo uso de su voluntad, son fieles y aman a Dios, amando a los semejantes como a si mismos. Quienes completan el circulo del amor y la entrega de la propia voluntad a los deseos de Dios, llegan después de esta vida pasajera al Reino Eterno, a gozar de las delicias de Dios junto a los santos y los ángeles, y por supuesto junto a la Virgen Santísima.
La definición del Cielo que nos da el Catecismo de la Iglesia Católica es:
“El Cielo es la participación en la naturaleza Divina, gozar de Dios por toda la eternidad, la última meta del inagotable deseo de felicidad que cada hombre lleva en su corazón. Es la satisfacción de los más profundos anhelos del corazón humano y consiste en la más perfecta comunión de amor con la Trinidad, con la Virgen María y con los Santos. Los bienaventurados serán eternamente felices, viendo a Dios tal cual es.”
El Cielo, de este modo, es el lugar perfecto donde las almas gozamos en Presencia de Dios, en un estado de felicidad perpetuo, en perfecta unión y Adoración.
Pero, ¿qué hacer con aquellos que desobedecieron y no obraron de acuerdo a la Voluntad de Dios?. Aquellos que repitieron el grito del arcángel caído, “¡no serviré!”, el grito de la soberbia y el rechazo a Dios, por Justicia Divina son enviados al lugar de la condenación eterna, el infierno. La existencia del infierno es una verdad Bíblica que no puede negarse, como no puede ningún cristiano negar la existencia del demonio, ya que también él es parte de las Escrituras. Infinito dolor le causa a Dios que una sola alma se pierda por toda la eternidad, ya que Su Plan es que todos nos salvemos. Y así El nos ha dado todo lo necesario para que nos redimamos, para que lleguemos al Reino con El. Pero, si a pesar de toda la Misericordia Divina que nos ha inundado de dones, empezando por la Presencia Eucarística de Dios en todos los Sagrarios de la tierra, insistimos en apartarnos de Dios, la Misericordia entonces da paso a la Justicia Divina: el Señor es lento para enojarse, como Dice la Biblia, pero no es un Dios tibio, y mucho menos injusto.
Así como en el Cielo se goza en Presencia de Dios, el más grande tormento en el infierno es la ausencia de Dios, por toda la eternidad. El Cielo es el lugar del perpetuo y perfecto amor, mientras el infierno es el lugar donde el odio y el rechinar de dientes perduran eternamente. El infierno, de este modo, es la expresión del balance perfecto entre Misericordia y Justicia Divina, ya que representa la contracara del premio que Dios da a las almas justas, a quienes se entregaron en nombre del Amor, que es Dios. Si hay un premio para los que voluntariamente vivieron en el Amor, así el infierno representa la condena para quienes voluntariamente vivieron en el odio y rechazo a Dios.

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El Purgatorio

Almas del purgatorioTenemos ahora nuestro libre albedrío, la Misericordia y la Justicia Divina, el Cielo y el infierno. ¿Qué es entonces el Purgatorio?. ¡Es una de las obras más maravillosas que ha hecho Dios!. ¿Qué ocurre con aquellas almas que no llegaron a hacer todo lo necesario para llegar al Reino, pero tampoco han dejado de amar a Dios totalmente?. Son las almas que buscaron a Dios por el camino del amor, pero no pudieron vencer todas sus pasiones humanas, no pudieron hacer que el amor limpie todas las impurezas de su alma, y les permita volar al Señor. Dios, dando una vez más una hermosa muestra de Su Infinita Misericordia y Justicia, crea el Purgatorio.
¿Qué es el Purgatorio entonces?. Es el lugar donde se purifican nuestras impurezas, aquellas manchas que no permiten que nuestra alma se presente ante Dios. Puesto en términos simples: así como los ángeles fueron creados como espíritus puros, y por eso están en presencia de Dios Adorándolo y Alabándolo, el hombre fue creado originalmente puro en cuerpo y alma, pero cayó por el pecado de Adán y Eva. De allí en más el hombre nace con el pecado original manchando su alma, y tiene como Don de Dios su vida para optar y elevar el alma hasta llegar a la muerte en estado de pureza espiritual tal que le permita llegar al Reino como alma santa. Sólo siendo absolutamente pura puede un alma estar en Presencia de Dios, en el Cielo, como lo están los ángeles. ¡Qué difícil es esto!. Algunas almas ingresan directamente al Cielo, pero otras deben primero limpiar sus impurezas en el Purgatorio. Se sube al Cielo con el alba blanca, con un ropaje espiritual totalmente puro. Este es el sentido del Purgatorio, es una ayuda que Dios nos da para completar lo que no hicimos en nuestra vida en la tierra, purgando los pecados y falta de amor en que incurrimos.
El momento más importante de nuestra existencia
A través de Santa Gertrudis, los escritos de los santos, la teología y otras fuentes de revelación privada aprobadas por la iglesia, tenemos referencias de cómo es el purgatorio, de cómo las almas esperan allí el momento de subir a Dios.
Sabemos así que en el momento de la muerte, nuestra alma tiene una visión de Dios, una visión no completa pero que a las claras es del Creador. El alma entonces reacciona de acuerdo a como llevó su vida: quienes conocen y aman a Dios, quienes son santos y tienen el alma totalmente pura, buscan a Dios, se sienten atraídos por El. El Señor entonces se presenta a ellos en toda Su Omnipotencia y los eleva a Su Reino, haciendo pleno uso de Su Justicia y Misericordia. ¡Qué maravilloso momento para el alma!. Sin dudas este es el instante más feliz de la existencia de una persona, el de ser aceptado por Jesús en Su Casa. Es el momento conocido como el Juicio Particular, cuando Jesús ejerce Su Poder de Justo Juez.
Otros hermanos, en ese instante sublime, se sienten atraídos por Dios, ese inmenso Faro de amor que se les manifiesta los llama, pero se dan cuenta que no son dignos, que no tienen el alma suficientemente limpia para poder estar en Su Presencia. Entonces sienten la necesidad de ir al lugar donde puedan purificar esas manchas, el Purgatorio, antes de poder subir como almas santas a contemplar a Dios en Su Casa. El deseo de llegar a Dios es infinito, pero también es infinita la conciencia de que sólo estando purificados se puede acceder al lugar de las eternas delicias. El Señor, entonces, por obra de Su Misericordia les da el premio de tener la certeza de poder entrar al Reino, pero también por obra de Su Justicia respecto de quienes se entregaron totalmente a la Voluntad de Dios, los envía al lugar de purificación de las penas como paso previo y necesario. El Purgatorio, de este modo, es una hermosa y perfecta manifestación del equilibrio entre la Misericordia y la Justicia de Dios. Las almas que acceden al Purgatorio son benditas, ¡porque ya están salvadas!. Saben que se ganaron la promesa de Jesús, la promesa de sentarse a Su Mesa en Su Casa. Por eso, el sufrimiento que enfrentan está compensado por la esperanza de saber que llegará su turno de gozar, y más importante aún, saben que han sido salvas del lugar de la condenación eterna.
En cambio, quienes en vida odiaron a Dios y a sus semejantes, rechazaron todas las invitaciones Divinas a vivir unidos al Amor que Dios nos propone, rechazan en ese instante esta visión de Dios, no la aceptan, y culminan su existencia terrenal siendo lanzados a la condenación eterna. ¡Triste, pero así es!. Nuestra alma siempre ha sido tocada por Dios de un modo u otro, nadie puede decir que no tuvo ninguna señal respecto de la necesidad de vivir una vida de amor y justicia. Por supuesto, como bien nos lo dijo el Señor a través de la parábola de los talentos, Cristo nos juzga de acuerdo a lo que recibimos. A más enseñanza, dones, talentos o gracias, más nos reclama Jesús. Si transformamos todo lo que Dios nos dio (empezando por la vida) en egoísmo, envidias, división, rebeldía, odio, desenfreno de pasiones carnales y perversidad, nos estamos condenando nosotros mismos. Es la Justicia de Dios la que opera, pero son las propias almas las que con sus actos llegan a ese momento con un corazón que busca o rechaza a Dios. El infierno y su patrón, el arcángel caído satanás, existen como directa consecuencia de la Justicia de Dios, que recae sobre aquellos que son infieles a nuestro Padre Bueno, habiendo tenido todo para ser buenos hijos y llegar a compartir Su Mesa, Su Reino.

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Cada uno se gana lo propio

BuenoTambién sabemos que no hay un solo Purgatorio, ni un solo Cielo, ni un solo infierno. En cierta medida se puede decir que cada uno de nosotros tendrá un lugar particular que nos ganamos con nuestros actos y gestos durante la vida, un lugar propio. Así, podemos decir que el infierno se divide en seis niveles, que hay tres niveles de Purgatorio y siete niveles de Cielo. ¿Alguna vez escuchaste hablar del séptimo Cielo?. Pues es el grado más alto de santidad al que puede llegar un alma, arriba de todo. Eso no quiere decir que los santos que están en los distintos niveles de santidad o de Cielo no se ven, ya que todas las almas santas están en comunión permanente, en perfecta unión. En el Cielo todo es felicidad, paz y gozo. Sin embargo, hay almas más santas que otras, y también es mayor el premio de Jesús a aquellos que fueron más puros, más fieles, que sufrieron cruces más grandes y las entregaron a Dios en reparación de los pecados de la humanidad.
Del mismo modo tenemos niveles en el lugar de la purificación: el tercer nivel de Purgatorio, el más bajo, es el que está más cerca del infierno, y es donde van las almas que tienen más faltas para purificar. Se puede decir que es donde van los que se salvaron por poco. Por supuesto allí las penas son más grandes, quizás parecidas a las del infierno, pero con la infinita diferencia de saber que esas almas ya están salvadas, mientras las del infierno estarán allí para toda la eternidad. En cambio, el Purgatorio más alto, el que está más cerca del Cielo, es el lugar donde se da el último respiro antes de subir al Cielo. Es la antesala del Reino, donde se purgan las últimas manchas del alma, las más leves. Las almas pueden subir de nivel en nivel de acuerdo a como van purgando sus faltas, o subir directamente al Cielo desde el nivel inferior o desde el nivel medio, dependiendo de los actos que hagamos los que aun estamos con vida, respecto de esas almas.
El infierno, finalmente, también tiene sus niveles: los más profundos son para aquellos que han odiado más, han traicionado más, y probablemente han recibido más de Dios. Alguna vez leí que en el infierno más profundo, en el más tenebroso, está el alma de Judas. Siendo un discípulo de Jesús, habiendo recibido en forma directa tanto del mismo Hijo de Dios, lo traicionó y envió a la Muerte. Judas recibió toda la formación necesaria para ser uno de los doce apóstoles, para ser un santo en los altares de la iglesia. En cambio, culminó su existencia como el mayor traidor de la historia de la humanidad, entregando a la muerte a Dios hecho Hombre, y sin arrepentirse de ello acabó con su propia vida, en medio del mayor odio por si mismo, Dios y sus semejantes. Como la parábola de los talentos nos enseña, Judas recibió mucho, y no sólo no dio nada a cambio, sino que odió inmensamente a quien lo amaba como a un hermano. Y así fue arrojado al lugar más profundo, al más oscuro.

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Las visitas de La Virgen

Visita de la Virgen al purgatorioLas almas del Purgatorio no ven a Dios hasta subir al Reino, pero si reciben la gracia de ser visitadas por la Virgen, quien acompañada por San Miguel Arcángel, las consuela, aliviando el dolor que las sofoca. Los ángeles custodios de las almas las acompañan en el Purgatorio como lo hicieron en vida, dándoles también consuelo, así como irán con ellas al Reino el día en que ingresen allí glorificadas.
Por la intercesión de la Virgen, particularmente en los días de Fiesta de la Iglesia (Semana Santa principalmente, pero también Navidad, y en cada día de fiesta) Dios libera almas en mayor cantidad, como acto de Misericordia, acortando las penas. Y esto no es por el mérito de las almas que allí purgan (no hay posibilidad de acumular méritos frente a Dios en el Purgatorio), sino por la intercesión de la Virgen y los santos y por las oraciones de los que aún estamos aquí y pedimos por esas almas. Las almas, de este modo, no pueden hacer nada desde el Purgatorio para acortar o aliviar sus penas, ya que su tiempo se agotó al haber llegado a la muerte. Sin embargo, los que estamos aún en vida en la tierra podemos hacer mucho por ellas. Nuestra oración, nuestro amor, nuestros ruegos a Dios, alivian y acortan sus penas.
Nuestro amor por las almas hace que ellas sufran menos, o suban antes al Cielo. Pero, muy importante también es saber que si bien las almas no pueden hacer nada por ellas mismas, si pueden obtener ayuda de Dios para nosotros, para que el Señor nos socorra. Las almas son poderosas ayudantes de quienes oran por ellas: esa es una gracia que Dios les concede, ayudar a los que aún estamos en la tierra. De este modo, podemos hacer un excelente “negocio” espiritual: oremos muchísimo por las almas, y ellas nos devolverán ese enorme regalo de amor, pidiendo a Dios por nosotros. Santa Catalina de Bologna dijo: “He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)”.
María, la Santa Madre de Dios, es el puente de unión entre las almas y Su Hijo, por lo que a Ella y a San Miguel Arcángel es a quienes debemos pedir mayor intercesión ante Dios, por el acortamiento del sufrimiento de las almas. Y las almas tienen a María como su Madre, su ayuda. La Reina del Cielo, la Omnipotencia Suplicante, intercede ante Jesús por los ruegos e intenciones de las almas benditas.

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La unión con las almas del Purgatorio

Santa Gertrudis la grandeLas almas pueden, cuando Dios les concede esa gracia, manifestarse de diversos modos a nosotros, pidiendo por nuestra oración, perdón y acompañamiento. Santa Gertrudis la Grande recibió muchas revelaciones de Jesús, y también muchas gracias obtenidas a través de las almas. Ella fue, de este modo, un instrumento que Dios les concedió a las almas purgantes, revelándose así muchos de los misterios que aquí relatamos y también los pedidos de ayuda y oración. El propio Jesús le reveló a Santa Gertrudis ésta oración, diciéndole que El liberaría mil almas del Purgatorio cada vez que se dijera:
“Eterno Padre, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo, en unión con todas las Misas celebradas hoy en todo el mundo, por todas las Santas Almas del Purgatorio. Amén”.
Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos. Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para ésta Santa, él pensó en molestarla en su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio, puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas. Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Angeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a Su querida Santa. El le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las almas benditas, la llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.
Las almas tienen en nosotros a quienes pueden ayudarlas a sufrir menos, por lo que buscan que tengamos presente su existencia, su dolor y sufrimiento, y también su bendición de ser almas que ya están salvadas. Cuando un familiar nuestro fallece, debe ser motivo de inmensa alegría pensar que el alma está en el Purgatorio, que se ha salvado. Pero también, y mucho más importante aún, es la necesidad urgente y apremiante de orar e implorar a Dios por esta alma, para que sea liberada.
Cuando un alma tiene que purgar las penas derivadas de lo que le hizo a alguien que aún está vivo (falta de amor u ofensas), tiene en el perdón de esa persona el modo directo de acortar el sufrimiento. Por eso es que las almas están particularmente atentas a la oración de estos familiares o amigos con los que mantienen ataduras originadas en la falta de amor que tuvieron en vida. Buscan el perdón, el restablecimiento de la cadena de amor que no sólo ayuda al alma purgante, sino al que está en la tierra aún, porque el rencor, el resentimiento y el odio dañan a esa alma también. En definitiva, lo que une a las almas purgantes con nosotros es el amor. Nuestro amor hacia ellas acorta sus penas, y el amor de ellas hacia nosotros obra ante Dios, para que El nos ayude en las pruebas físicas y espirituales que enfrentamos en la vida terrenal que aún debemos recorrer.

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¡Ayudemos a las almas!

Ayudar a las almas del purgatroioEs nuestra obligación suprema, como cristianos, ayudar a las almas purgantes a ser liberadas con prontitud. No sólo las de nuestros familiares y amigos están allí esperando nuestra ayuda, sino las de millones de almas que agradecerán multiplicando por mil los favores recibidos, cuando entren al Reino y puedan interceder por nuestras propias almas ante Dios. Debemos ser conscientes que los sufrimientos del Purgatorio son indecibles, como paso previo al entendimiento de la necesidad de acortar su pena. Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.
Aquí está lo que los mas grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio:
Santo Tomás de Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno, y que el mínimo contacto con él es mas aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra.
San Agustín, el más grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas, previo a ser aceptadas en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego más penetrante, más terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida. Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.
San Cirilo de Alejandría no duda en decir que “sería preferible sufrir todos los posibles tormentos en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio”.
¿Y cómo podemos ayudar a las almas?. La forma más efectiva es pedir Misas por ellas, la Sagrada Eucaristía, la Sangre de Cristo es el modo más poderoso de liberarlas por anticipado.
Con relación a la Misa, es bueno recordar un hermoso ejemplo narrado por el santo Cura de Ars, San Juan Bautista Vianney, a sus parroquianos: “Hijos míos, un buen sacerdote había tenido la desgracia de perder un amigo muy querido. Por eso rezó mucho por la paz de su alma. Un día Dios le hizo saber que su amigo estaba en el Purgatorio y sufría terriblemente. Este santo sacerdote pensó que no podía hacer algo mejor que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por su querido difunto. En el momento de la Consagración, tomó la Hostia entre sus manos y dijo: “Padre Santo y Eterno, en tus manos divinas está el alma de mi amigo en el Purgatorio y en mis pobres manos de ministro tuyo está el Cuerpo de Tu Hijo Jesús. Pues bien, Padre Bueno y Misericordioso, libra a mi amigo y yo te ofrezco a Tu Hijo junto con todos los méritos de Su Gloriosa Pasión y Muerte”. Este pedido fue escuchado. De hecho, en el momento de la elevación, él vio que el alma de su amigo subía al Cielo resplandeciente de gloria. Dios había aceptado la ofrenda”.
“Por eso hijos míos, concluyó el santo Cura de Ars, cuando queramos liberar a nuestros seres queridos que están en el Purgatorio, hagamos lo mismo. Ofrezcamos al Padre, por medio del Santo Sacrificio, a Su Hijo Dilecto, junto con todos los méritos de Su Pasión y Muerte, así no podrá rechazarnos nada”.
También es efectiva la oración por ellas del Santo Rosario o repetir la oración de Santa Gertrudis. Aunque más no sea acordarse de ellas, conversar interiormente, pedir a Dios repetidas veces por ellas, es efectivo. Cuando se pasa cerca de un cementerio, saludarlas y pedir a Dios por ellas, es también muy importante. Difundir la importancia de reconocer y ayudar a las almas, reducir la enorme ignorancia que existe sobre tan fundamental tema, es también un modo poderoso de socorrerlas.
De este modo, toda ocasión es buena; se puede decir que quien viva con las almas del Purgatorio presentes en su corazón durante toda la vida, tendrá a la hora de la muerte una multitud de almas santas que lo vendrán a buscar para interceder ante Dios por el acortamiento de su purificación, o quizás para ir directamente al Reino. ¡En agradecimiento por la ayuda recibida!. San Alfonso María Liguori decía que, aunque las santas Almas no pueden ya lograr méritos para sí mismas, pueden obtener para nosotros grandes gracias. No son, formalmente hablando, intercesores, como lo son los Santos, pero a través de la dulce Providencia de Dios, pueden obtener para nosotros asombrosos favores y librarnos de los demonios, enfermedades y peligros de toda clase.
Imaginemos la alegría de esas almas, cuando nosotros les damos alivio con nuestras oraciones, cuando pedimos a Dios por ellas damos muestras de amor, anudamos nuestros corazones a los de las almas. Y cuando una de ellas entra al Reino, ¡qué alegría la de Jesús, María, los santos y ángeles!. Imaginen que sonrisa nos prodiga Dios si es que nuestras oraciones o Misas ayudaron a esa alma a gozar de la felicidad eterna. ¡Qué mejor obra podemos hacer en vida que ayudar a las almas purgantes!. De nuestra parte, es una demostración de fe (porque creemos que ellas están allí), de esperanza (sabemos que nuestras oraciones las consolarán y liberarán) y caridad perfecta (es el amor por nuestros hermanos ya fallecidos). ¡Es un gran proyecto, espiritualmente hablando!

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Las almas se manifiestan

María SimmaA lo largo de los siglos, Dios ha permitido que las almas se manifiesten a muchas personas, algunas santas, otras simples personas como tú y yo. San Pío de Pietrelcina tenía muchas visiones de almas purgantes que Jesús liberaba por sus oraciones y sufrimientos. Las almas iban a agradecerle a San Giovanni Rotondo cuando ingresaban al Cielo. En la actualidad vive en Austria una mujer llamada María Simma. Ella recibe desde hace décadas la visita de centenares de almas purgantes que le piden ayuda y oración, que le revelan cómo es el Purgatorio y otros misterios de Dios, que le explican cuestiones del mundo actual. Es muy buena revelación privada, apoyada por el Obispo y por el confesor de María, recomendamos la lectura del Libro de Sor Emanuel sobre María Simma, y también el de Nicky Elz, “Sáquennos de aquí”.
Como nos relata María Simma, cuando las almas se presentan y piden oración, es muy común que busquen a aquellas personas que rezan mucho por ellas, porque Dios les permite manifestarse y pedir ayuda. También es frecuente que busquen a aquellos con los que tienen deudas de amor pendientes, y traten de hacer que su presencia haga que la persona perdone, y rece por esta alma. María Simma relata muchos casos de encuentros con almas purgantes en los libros mencionados, así como se encuentran relatos similares en las descripciones de las vidas de muchos santos.
Pero, en mi experiencia personal, mucha gente tiene ejemplos de la presencia de almas del Purgatorio en sus familias, quizás abuelos, padres, tíos a aún hermanos o hijos. Tal vez por ignorancia éstas historias se ocultan, o quizás por miedo a lo desconocido. El objetivo de éste escrito es también que usted se familiarice, se enamore mejor dicho, de las almas. Son las mejores amigas de nuestra alma, con las que podemos entablar una amistad profunda y fructífera, no hay que temerles, todo lo contrario. Como ejemplo, les voy a contar dos casos en los que me llegaron testimonios en forma directa (y quizás de este modo ustedes entiendan mi especial amor e interés por las almas benditas del Purgatorio, las que evidentemente buscan mi ayuda en la difusión de sus verdades):
Una tía mía Religiosa que tiene más de ochenta años, nos contó hace poco tiempo, hablando de las almas del Purgatorio, un hecho que le ocurrió a ella personalmente. Durante muchos años estuvo enferma, sufriendo en el convento, y también bajo el mando de una madre superiora que tenía un carácter muy estricto, particularmente con ella. Mi tía solía esconderse en un rincón del convento para encontrar algo de paz, de sosiego. Luego de muchos años, ya muerta la madre superiora, ella tuvo la gracia de recibir otra madre superiora que la consoló en su enfermedad y sufrimientos, que le dio un amor de madre. Un día, mi tía fue al rincón donde solía refugiarse por años, y se encontró con la madre superiora fallecida frente a ella, la que con una mirada profundamente sufriente le extendía su mano. Mi tía huyó, no pudo enfrentar la situación. La madre superiora nueva, ante el relato de lo ocurrido, le dijo que si volvía a suceder tal hecho, era su obligación consolar a la religiosa fallecida. Al tiempo, y en el mismo lugar, se repite la situación. Mi tía, en esta nueva oportunidad, tomó la mano extendida ante ella, y la sintió como si fuera de fuego. Entonces le dijo a su superiora: “¿se siente mejor, madre?”. Y ella le respondió: “mucho mejor”, desapareciendo de la vista de mi tía. Saquen sus conclusiones sobre la enseñanza que nos deja este relato. Mi tía está muy feliz después de lo ocurrido: Dios le dio la gracia de manifestarle una parte de Su mundo sobrenatural, y ella pudo perdonar y reconciliarce con quien tuvo desencuentros por años y años.
Mi otro relato: hace un tiempo compartía con un grupo de compañeros de trabajo una cena, y hablaba con gran entusiasmo sobre las almas del Purgatorio, sobre las almas amadas. Las cinco o seis personas que me escuchaban tenían en sus rostros mezcla de incredulidad, sorpresa, y otros sentimientos del mismo vecindario. De repente, vi que uno de ellos tenía sus ojos desorbitados y me decía: ”¡no puedo creer lo que estoy escuchando!. Yo no soy muy creyente, pero mi esposa si. Y desde hace muchos años que ocurre algo extraño en mi casa: mi esposa se despierta en la madrugada, y ve a su abuela ya fallecida que se encuentra sentada al pie de la cama, con rostro triste y sin decir nada. Mi esposa, entonces, se limita a orar hasta que la abuela desaparece”.
No les puedo explicar con palabras el rostro de los demás comensales. Le expliqué a este hombre que lo que vivía su esposa era una gracia de Dios, que quizás se relacionaba con algún hecho que la abuela vivió con su esposa, o quizás simplemente con que su esposa tiene un gran Don de oración que es buscado por el alma de la abuela. Este sorprendido hombre dijo entonces: “cuando mi esposa tenía ocho años presenció una fuerte pelea entre su madre y su abuela, que culminó cuando la abuela le propinó un fuerte golpe en el rostro a su madre. Mi esposa, con sus ocho añitos, nunca pudo perdonar a su abuela”. Quedó claro entonces el motivo de la presencia de ésta alma en la casa de éste hombre.
Seamos amigos de las almas benditas, oremos y obremos por ellas, estemos conscientes de su necesidad de ser socorridas. Un día estaremos inmensamente felices de haberlo hecho, podremos ver entonces la importancia de haber sido iluminados oportunamente por Dios sobre tan grande Don que El nos concede: vivamos unidos, en la Comunión de los santos, a las almas del Purgatorio y del Cielo, porque junto a ellas conformamos la Iglesia de Cristo.

Oración por los emigrantes y refugiados

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Tenemos que recibir, asistir y proteger a todos aquellos que se ven obligados a abandonar su tierra, para salvar sus vidas…
Señor, Dios. Tú, que has creado todos los pueblos a tu imagen, te adoramos. Elevamos nuestros corazones y nuestras voces hacia Ti.
Te pedimos por los países y los pueblos, de donde han huido los refugiados.
Que la paz entre los pueblos, la reconciliación a todos los niveles, y el desarrollo humano para todos, pueda convertirse en realidad.
Te pedimos por los países de origen de todos los emigrantes, que buscan mejores condiciones de vida, para ellos y para sus familias. Te pedimos por sus jefes, para que se comprometan con el bienestar de su pueblo.
Te pedimos por los “extranjeros” que viven en nuestros países, que terminan en los suburbios y en los barrios pobres de las grandes ciudades, donde comparten su vida con los marginados o con los que están sin trabajo.
Te pedimos por todos los que tienen el poder de decidir los acuerdos y las leyes internacionales. Que miren, no sólo por los intereses de sus propios países, sino que tomen en consideración la situación de los países pobres del mundo.
Abre nuestros corazones, nuestras casas, y nuestras iglesias a los extranjeros, refugiados, y a todos los que buscan asilo político. Que se sientan acogidos e integrados en nuestra sociedad.
Te pedimos por todos los cristianos y por los hombres y mujeres de buena voluntad. Que la comunidad cristiana nacida de Pentecostés, en la “diferencia de culturas”, se abra a los emigrantes, no sólo para acogerlos, sino sobre todo para crear la “comunión” entre las diferentes comunidades, y vivir así la universalidad de la Iglesia
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor, que era un refugiado y que ha plantado su tienda entre nosotros.
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Mensajes de la Virgen desde Medjugorje, la Reina de la Paz

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Aquí tenemos una recopilación de los Mensajes de la Virgen

Mensaje del 25 de julio de 2016

“Queridos hijos! Los miro y los veo perdidos, y no tienen oración ni alegría en el corazón. Hijitos, regresen a la oración y pongan a Dios en el primer lugar y no al hombre. No pierdan la esperanza que les traigo. Hijitos, que este tiempo sea para ustedes, buscar cada día más a Dios en el silencio de su corazón y oren, oren, oren hasta que la oración se convierta en alegría para ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado.”

Mensaje del 2 de julio de 2016

“Queridos hijos, mi presencia viva y real entre ustedes, tiene que hacerlos felices, debido al gran amor de mi Hijo. Él me envía entre ustedes para que con mi amor maternal les dé seguridad, para que comprendan que el dolor y la alegría, el sufrimiento y el amor, hacen que vuestra alma viva intensamente; para invitarlos nuevamente a glorificar el Corazón de Jesús, el corazón de la fe: la Eucaristía. Mi Hijo, día a día, a través de los siglos, retorna vivo en medio de ustedes, regresa a ustedes, aunque en verdad, nunca los ha abandonado. Cuando uno de ustedes, mis hijos, regresa a Él, mi Corazón materno exulta de alegría. Por eso, hijos míos, regresen a la Eucaristía, a mi Hijo. El camino hacia mi Hijo es difícil, lleno de renuncias, pero al final está siempre la luz. Yo comprendo vuestros dolores y sufrimientos, y con amor maternal, enjugo vuestras lágrimas. Confíen en mi Hijo, porque Él hará por ustedes lo que ni siquiera sabrían pedir. Ustedes, hijos míos, deben preocuparse solo por el alma, porque ella es lo único que les pertenece en la Tierra. Sucia o limpia, la tendrán que presentar ante el Padre Celestial. Recuerden: la fe en el amor de mi Hijo siempre es recompensada. Les pido que oren, de manera especial, por quienes mi Hijo ha llamado a vivir según Él y a amar a su rebaño. ¡Les doy las gracias!”

Mensaje del 25 de junio de 2016

Queridos hijos! Den gracias a Dios conmigo por el don de poder estar con ustedes. Oren, hijitos, y vivan los Mandamientos de Dios para que sean felices en la Tierra. Hoy, en este día de gracia, deseo darles mi bendición maternal de paz y de amor. Intercedo por ustedes ante mi Hijo ya perseverar en la oración para que con ustedes p mis planes. Gracias por haber respondido a mi llamado. 

Chant du 9 Thermidor

viernes, 29 de julio de 2016

Moises el principe de egipto Canto de Victoria

Si tienes fe - When you believe - castellano y subtitulada

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Milagro Eucarístico en Salta, Argentina

Signo Eucarístico (ft img)
El Señor Jesús siempre nos regala signos de su Real Presencia. Lo podemos ver y celebrar en cada Eucaristía, pero al mismo tiempo también nos deja muestras claras de su amor infinito.
En Argentina, por la Gracia de Dios, se han registrados algunos Signos Eucarísticos, como el que ocurrió en la Parroquia Santa María, en Buenos Aires (click aquí para saber más). Y en esta ocasión compartimos el testimonio del P. Patricio Ocampo, de la Arquidiócesis de la Ciudad de Salta, en Argentina, quien da testimonio y nos cuenta acerca del Milagro Eucarístico en esa ciudad.
Te invitamos a ver los dos videos testimoniales.



El papa Francisco en Polonia. Ceremonia de bienvenida en Blonia

jueves, 28 de julio de 2016


Oraciones de Sanación y Liberación

Imposicion manos (ft img)

Oración a San Miguel Arcángel
(compuesta por Su Santidad León XIII, como exorcismo para la protección de la Iglesia)

San Miguel ArcángelSan Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, te pedimos suplicantes. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el Divino Poder a satanás y a todos los espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén
Oración exorcista de San Benito
La Santa Cruz sea mi Luz
no sea el demonio mi guía
retírate satanás
no me aconsejes cosas vanas
son malas las cosas que brindas
bebe tú ese veneno.
Escudo de San Patricio (oración exorcista)
Me envuelvo hoy día y ato a mi una fuerza poderosa, la invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Personas, la confesión en la unidad de Creador del Universo.
Me envuelvo hoy día y ato a mi la fuerza del Cristo con su Bautismo, la fuerza de su crucifixión y entierro, la fuerza de su resurrección y ascensión, la fuerza de su regreso para el Juicio de Eternidad.
Me envuelvo hoy día y ato a mi la fuerza del amor de los querubines, la obediencia de los ángeles, el servicio de los arcángeles, la esperanza de la resurrección para el premio, las oraciones de los patriarcas, las profecías de los profetas, las predicaciones de los apóstoles,
la fe de los mártires, la inocencia de las santas vírgenes y las buenas obras de los confesores.
Me envuelvo hoy día y ato a mi el poder del Cielo, la luz del sol, el brillo de la luna, el resplandor del fuego, la velocidad del rayo, la rapidez del viento, la profundidad del mar, la firmeza de la tierra, la solidez de la roca.
San PatricioMe envuelvo hoy día y ato a mi la fuerza de DIOS para orientarme, el poder de DIOS para sostenerme, la sabiduría de DIOS para guiarme, el ojo de DIOS para prevenirme, el oído de DIOS para escucharme, la palabra de DIOS para apoyarme, la mano de DIOS para defenderme, el camino de DIOS para recibir mis pasos, el escudo de DIOS para protegerme, los ejércitos de DIOS para darme seguridad
contra las trampas de los demonios
contra las tentaciones de los vicios
contra las inclinaciones de la naturaleza
contra todos aquellos que desean el mal de lejos y de cerca, estando yo solo o en la multitud.
Convoco hoy día a todas esas fuerzas poderosas, que están entre mi y esos males,
contra las encantaciones de los falsos profetas,
contra las leyes negras del paganismo,
contra las leyes falsas de los herejes,
contra la astucia de la idolatría,
contra los conjuros de brujas, brujos y magos
contra la curiosidad que daña el cuerpo y el alma del hombre.
Invoco a Cristo que me proteja hoy día del veneno, el incendio, el ahogo, las heridas, para que pueda alcanzar yo abundancia de premio.
Cristo conmigo, Cristo delante de mi, Cristo detrás de mi, Cristo en mi, Cristo bajo mi, Cristo sobre mi, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo alrededor de mi. Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura, Cristo en la profundidad de mi corazón. Cristo en el corazón y la mente de todos los hombres que piensan en mi, Cristo en la boca de todos los que hablan de mi, Cristo en todo ojo que me ve, Cristo en todo oído que me escucha.
Me envuelvo hoy día en una fuerza poderosa, la invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Personas, la confesión de la unidad del Creador del Universo.
Del Señor es la salvación, del Señor es la salvación, De Cristo es la salvación.
Tu salvación Señor esté siempre con nosotros.
Amén

Oración por los enfermos

Omnipotente y sempiterno Dios, Salud de los que en Ti creen y esperan, escucha las oraciones que te hacemos por nuestros enfermos, y, por intercesión de la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, concede vida abundante a sus almas y devuélveles, según tu beneplácito, la salud del cuerpo. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.

Oración de abandono o entrega

Padre celestial en tus manos, me pongo haz de mí lo que tú quieras.
Y por todo lo que hagas por mi yo te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo y lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mi y en todas tus criaturas. No deseo nada más , Dios mío.
Pongo mi alma entre tus manos.
Te la doy, con todo el amor de mi corazón porque es una necesidad de amor el darme, el entregarme entre tus manos, sin medida, con confianza infinita, porque tú eres mi padre.
Amén
Coloco ahora la sangre de Jesús entre todo mal y yo _______
Coloco ahora la sangre de Jesús entre todo mal y mi familia ____
Y declaro que somos victoriosos contra el demonio y sus obras por el poder de la sangre de jesus. Amen aleluya gloria y honor a ti Jesús. Amén

Sellamiento con la sangre de Cristo

Padre celestial, en union con el espiritu santo pido que el poder de la sangre preciosa de jesús me cubra, selle, guarde, proteja, sane, libere, guarde, y me de vida en abundancia en todo mi ser, en mi familia, mi historia, mis bienes, las personas que dispones a mi lado, tu voluntad sobre mi vida, mi trabajo, mi estudio y mi vida social, los lugares en que vivo y visto y la creacion entera. Tu sangre preciosa me libre de las tentaciones y de todo mal. Ahora y en la hora de mi muerte.
Amen

Oración de protección

Protección de DiosYo (dí tu nombre completo) con la Sangre preciosa de Jesús, protejo y sello todo mi ser, interior y exteriormente, deposito en el Corazón Inmaculado de la Virgen María, todo mi haber y poseer; para que ni en el presente, ni en ningún momento futuro, lleguen a ellos daños por venganzas de lo oculto.
En el nombre de Jesús, queda prohibida toda acción e interacción, toda comunicación e intercomunicación espiritual. Invoco la presencia de los ángeles, arcángeles (Miguel, Gabriel y Rafael), principados, virtudes, potestades, dominaciones, querubines, serafines y tronos de Dios; para que sean ellos quienes lleven a cabo esta batalla contra el mal. Pido la ayuda de la comunión de los santos.
Amén, amén, amén.

Oración de perdón

En el nombre de Jesucristo, yo (dí tu nombre completo) perdono a: (dí el nombre de la persona a la que vas a perdonar).
Te perdono por toda ofensa, humillación, envidia, maldición y rechazo.
Te perdono por los pleitos, insultos, abandonos, golpes y rencores. Te perdono por tu alcoholismo, por las infidelidades y mentiras.
Te perdono por no cumplir lo prometido, por tus chismes y calumnias.
Te perdono por toda falta de amor, consideración y caridad.
(Respira profundamente y menciona todo lo que tengas que sentir de la persona que estás perdonando).
En el Nombre de Jesús: yo te perdono, en el Corazón de Jesús: yo te perdono, en la Misericordia de Jesús: yo te perdono, te bendigo y desato todo lazo de rencor entre tú y yo.
Delante de Dios te declaro inocente y libre, ya no me debes nada, le pido a Jesús que te ame profundamente, te llene de paz y se manifieste en ti con abundancia de bienes espirituales y materiales.
Amén, amén, amén.

Oración por los antepasados

Padre Dios, en nombre de Jesús, te pido que por los méritos y virtudes de Sus Santas Llagas, sean lavados por Su Sangre todos los efectos, causas, consecuencias y atributos de las faltas de mis antepasados que no fueron reparadas y que todavía pesan sobre mi en forma de debilidades o tendencias hacia esos mismos errores y pecados. Te pido perdón en su nombre por haberse burlado o renegado de los sacramentos de la Santa Iglesia, siendo bautizados, o por insultos y negaciones hechos a Tu Santa Trinidad, te pido perdón por toda infidelidad y desconfianza hacia ti. Pido perdón en su nombre por los daños que mis antepasados causaron a la familia, al matrimonio, a la sociedad, a Tu creación.
En nombre de Jesús, te ruego que Tu amor repare las injusticias que cometieron en contra de todas las personas, instituciones, pueblos o naciones y en sus descendientes.
Que por intercesión de la Inmaculada Concepción de María nos concedas la sanación a partir del instante de nuestra concepción, la de mis antepasados y la de mi descendencia.
Que Tu Espíritu Santo me inspire todos los días de mi vida para hacer obras de caridad y servicio.
Pido que Tu Misericordia alcance a los que ya han muerto, para que descansen en paz junto a ti y para los que aún vivan, tu Espíritu Santo los convenza de sus errores dándoles la gracia del arrepentimiento.
Amén, amén, amén.

Oración de renuncia y liberación

Jesús en la cruz
En tu nombre Jesucristo, yo (dí tu nombre completo) de manera personal y a nombre de mis antepasados.
Renuncio a satanás, a todas sus fascinaciones, seducciones y mentiras.
Renuncio a toda práctica de brujería, magia blanca, negra, de cualquier color, santería, hechicería o vudú.
Renuncio a toda limpia con huevo, yerbas, bálsamos, vino, sangre o fuego.
Renuncio a todo pacto, reto, sello, alianza o consagración al demonio; a conjuros, perjuros, maleficios e invocaciones diabólicas.
Renuncio a toda maldición, mal deseo, envidia, odio, rencor, resentimiento, codicia, avaricia, soborno, robo, fraude, despojo o enriquecimiento ilícito.
Renuncio a todo acto de orgullo, soberbia, prepotencia, vanidad y egolatría.
Renuncio a todo rito de iniciación chamánica, espiritista, espiritualista, masonería, filosofía rosacruz, dianética y a toda secta o sociedad secreta.
Renuncio a todo conocimiento de la nueva era, creencia en la re-encarnación, esoterismo, metafísica, meditación trascendental, yoga, a todo acto de curanderismo, a las operaciones espirituales, hipnotismo con regresiones, baños con flores, especies, yerbas, sangre de animales o humana o con otras substancias con fines mágicos.
Renuncio a toda lujuria, aborto, adulterio, homosexualidad, bisexualidad, incesto, violación, pornografía, bestialismo, promiscuidad y prostitución. A todo lo que yo u otras personas hayan hecho ilícitamente para controlar, nulificar o desbordar mi sexualidad.
En el nombre de Jesucristo, renuncio al culto y veneración a la llamada “santa muerte” o al vampirismo, a todo encantamiento, invocación y evocación de muertos, a espíritus custodios, guardianes, cósmicos, protectores, espías, vigilantes, a seres espirituales nombrados “maestros de sabiduría”, o a cualquier otro ser maléfico en forma oculta o manifiesta.
Renuncio a todo acto o juego de mediumnidad, a la ouija, al control mental, al manejo del péndulo, a instrumentos para encontrar “tesoros ocultos” o dinero enterrado.
Renuncio también a toda clase de adivinación, sortilegio, lectura de cartas, café y caracoles, a toda forma de astrología, horóscopos o cartas astrales.
Renuncio a los amuletos y talismanes, a las herraduras, pirámides, cuarzos, imanes, agujas, sábilas o ajos con moños rojos, imágenes de santos mezcladas con tierra de panteón, velas y veladoras de colores “curadas”, fetiches y representaciones de mi persona de cualquier material y forma que se encuentren enterrados o sean manipulados por mí mismo u otras personas.
Renuncio a toda forma equivocada de “medicina alternativa” que bajo engaños haya ritualizado mi ser al demonio.
En el nombre de Jesús, renuncio a toda comida o bebida mezclada con brujería que haya yo ingerido, y a todo lo que haya sido tirado, rociado o untado en mi cuerpo, ropa, zapatos, casa, trabajo, negocio o cualquier pertenencia u objeto que esté cercano a mí, que haya sido maldecido o consagrado al mal.
MaríaEn el nombre de Jesucristo denuncio, renuncio y echo fuera de mí a todo espíritu de traición, destrucción, muerte, esclavitud, ausencia de Dios, miseria, mendicidad, soltería, infelicidad matrimonial, viudez, orfandad, amargura, envejecimiento o muerte prematura, persecución, problemas con las leyes o la justicia humana, esterilidad, humillación, rechazo, insomnio, deseos de suicidio, aislamiento, locura, soledad, neurosis, depresión, obsesión, miedo, angustia, debilidad, enfermedades crónicas, invalidez, ceguera, sordera, mudez, falta de olfato, imposibilidad de saborear la comida, insensibilidad, celos, inconformidad, incapacidad para vivir, conseguir o conservar un trabajo, una pareja, un matrimonio o una familia.
En el nombre de Jesús denuncio, renuncio y echo fuera de mí todo espíritu de alcoholismo o de cualquier otra adicción, de mal carácter, de falta de memoria, de falta de control y dominio de mi ser, irrealidad, inconsciencia, envidia, abandono, gula, suciedad, desorden, malos olores crónicos en mi cuerpo, ropa o casa, de falta de fe, esperanza y caridad, de falta de interés en la vida, de desprecio a la eucaristía y de aborrecimiento o flojera para tener vida de oración. Corto, destruyo y nulifico los medios a través de los cuales fueron hechos los daños antes mencionados, si fueron veladoras, fotos, ropa, tijeras, agujas, fetiches, entierros, lo que haya sido.
Renuncio a lo que en forma consciente o inconsciente haya yo hecho o haya sido hecho por otra persona en mi nombre para obtener poderes, dinero, éxito, buena suerte o pretender saber el futuro, o bien para conseguir el amor y la salud propios o ajenos, o tener dominio y control sobre personas, objetos, animales, lugares, espíritus y fuerzas de la naturaleza.
Nulifico los efectos de cualquier práctica contraria al compromiso adquirido a través de mi bautismo, de fidelidad y reconocimiento a Jesucristo como mi único Salvador, a los Sacramentos, a la Virgen María y a la iglesia católica.
A lo que impida el ejercicio de mi sentido común, capacidad de juicio, entendimiento y voluntad.
Echo fuera de mí todo aquello con lo que haya intentado sustituir el amor y la confianza de Jesús. Renuncio al rechazo de mis padres desde el instante de mi concepción y durante mi vida en el seno materno. Renuncio al mal que me causaron por intentar abortarme: con yerbas, sustancias químicas o con objetos punzo cortantes. Renuncio a todo el rencor que tengo si fui dado en adopción o abandonado sin haber conocido a mis padres biológicos o a maldiciones recibidas durante mi gestación.
Nulifico por las llagas de Jesús todo mandato de fracaso, muerte en vida y suicidio que hay en mí por estas causas, la incapacidad para aceptar el amor de Dios, para aceptarme a mí mismo o a las personas, para estudiar, trabajar y ser feliz.
Renuncio a todo lo que sea contrario a la salud, el respeto y la dignidad que como templo del Espíritu Santo, necesita todo mi ser y que esté impidiendo relacionarme con Dios, conmigo mismo (a), con mi entorno en una forma sana, tener una familia unida y un trabajo digno y bien remunerado.
Porque Jesucristo se manifestó para deshacer las obras del diablo: habiendo denunciado, renunciado y echado fuera de mí todos los espíritus del mal, los envío atados y amordazados a los pies de la Santa Cruz y les prohíbo regresar.
Habiendo nulificado todos los efectos, causas y consecuencias, tomo autoridad, en el nombre de Jesús, para que caigan todos los bloqueos, tinieblas y barrer, las que satanás construyó a mi alrededor y le ordenó a todo ser demoníaco que despojó a mi familia o a mí mismo (a), que nos devuelva, lo que nos quitó.
Padre Santo, te lo ruego, sana toda mi vida, toda mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme.
Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi Madre, porque hoy, yo (dí tu nombre completo) les pertenezco para siempre.
A través de Tu Santo Espíritu, guíame para la reparación de todas las faltas que cometí y enséñame a amar Tu Voluntad. Gracias Padre.
Amén, amén, amén

Oración para sellar la sanación

Imposicion manosCon el dedo pulgar de la mano derecha haz el signo de la Cruz en tu frente y repite con nosotros:
Con la Sangre Preciosa de Jesús, sello esta sanación que Tú Padre Dios acabas de hacer en mí, para que no vuelvan más estos males y espíritus a mi vida, ni en número de uno, ni en ningún otro número, ni de la misma naturaleza, ni de naturaleza parecida.
Te ruego Padre Dios que el Espíritu Santo ocupe todo mi ser y restaure las virtudes que estos males han destruido en mí.
Desato en mi todos los dones y frutos de Tu Santo Espíritu.
Envíame tus ángeles administradores de paz, unidad, salud y prosperidad.
Espíritu Santo de Dios recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, dígnate ser en adelante mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el amor de mi corazón.
Amén, amén, amén.

Oración de bendición

Nuestro Señor Jesucristo que nos amó con un amor tan desmedidamente grande y que fue puesto sobre la Cruz de madera y condenado a la muerte más amarga: lave y bendiga tu alma con Su Sangre preciosa, en recuerdo del sufrimiento con el que pagó por ti, a fin de que tu amor arda para él. Que ese poderoso fuego de amor consuma todos tus pecados y te conceda reposar sobre Su Bendito Brazo, donde todos los santos reposan. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén, amén, amén.

Plegarias de liberación
Oraciones contra el maleficio

Kyrie elèison. (3)
Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, Tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con Tu sola Voluntad; Tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres niños santos.
Tú que eres Doctor y Médico de nuestras almas; Tú que eres la Salvación de aquellos que se dirigen a Ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo ….. haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza éxito y caridad.
Tú, Señor, que amas a todos los hombres, extiende Tus Manos poderosas y Tus Brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y vista esta imagen tuya, mandando sobre ella al ángel de la paz, fuerte y protector del alma y del cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas: de modo que debajo de Ti tu suplicante protegido te cante con gratitud:
“El Señor es mi Salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre. No tendré temor del mal porque Tú estás conmigo, Tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, Padre de los siglos futuros”.
Sí, Señor Dios nuestro, ten compasión de Tu imagen y salva a tu siervo…. de todo daño o amenaza procedente del maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más Bendita, gloriosa Señora, la Madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos los Santos. Amén.

Oración contra todo mal

Adoración a JesúsEspíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso, descended sobre mí.
Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.
Expulsa de mi todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.
Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica y la obsesión diabólica; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.
Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.
Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intermedio de la virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por san Miguel arcángel, por san Gabriel, por san Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

Oración de sanación interior

Señor Jesús, Tú has venido a curar
los corazones heridos y atribulados,
te ruego que cures los traumas que provocan
turbaciones en mi corazón;
te ruego, en especial que cures
aquellos que son causa de pecado.
Te pido que entres en mi vida,
que me cures de los traumas psíquicos
que me han afectado en tierna edad
y de aquellas heridas que me los han provocado
a lo largo de toda la vida.
Señor Jesús, Tú conoces mis problemas,
los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga
abierta en Tu Corazón,
que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.
Cura las heridas de mis recuerdos,
a fin de que nada de cuanto me ha acaecido
me haga permanecer en el dolor, en la angustia,
en la preocupación.
Cura, Señor,
Todas esas heridas que, en mi vida,
han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar
a todas las personas que me han ofendido,
mira esas heridas interiores
que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos,
cura mi corazón.
Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas
que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón,
acéptalo, Señor, purifícalo y dame
los sentimientos de Tu Corazón Divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor,
la curación del dolor que me oprime
por la muerte de las personas queridas.
Haz que pueda recuperar la paz y la alegría
por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida.
Hazme testigo autentico
de Tu Resurrección,
de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte,
de Tu Presencia de Viviente entre nosotros.
Amén.

Plegaria de liberación

Orar a DiosOh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre,
nosotros te rogamos, por la intercesión de María
y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
que nuestros hermanos y hermanas
sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
De la angustia, la tristeza y las obsesiones,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Del odio, la fornicación y la envidia,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De todo pensamiento de suicidio y de aborto,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de sexualidad mala,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De la división de la familia, de toda amistad mala,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
De toda forma de maleficio, de hechizo,
de brujería y cualquier mal oculto,
nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.
Oh, Señor, que dijiste “la paz os dejo, mi paz os doy”,
por la intercesión de la Virgen Maria
concédenos ser liberados de toda maldición
y gozar siempre de tu paz.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Oración de la sangre de Cristo

Señor Jesús, en tu nombre y con
el Poder de tu Sangre Preciosa
sellamos toda persona, hechos o
acontecimientos a través de los cuales
el enemigo nos quiera hacer daño.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos toda potestad destructora en
el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego,
debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas
de la naturaleza, en los abismos del infierno,
y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
rompemos toda interferencia y acción del maligno.
Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares
y lugares de trabajo a la Santísima Virgen
acompañada de San Miguel, San Gabriel,
San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestra casa, todos los que la habitan
(nombrar a cada una de ellas),
las personas que el Señor enviará a ella,
así como los alimentos y los bienes que
Él generosamente nos envía
para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos tierra, puertas, ventanas,
objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos,
y en fe colocamos un círculo de Su Sangre
alrededor de toda nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos los lugares en donde vamos
a estar este día, y las personas, empresas
o instituciones con quienes vamos a tratar
(nombrar a cada una de ellas).
Con el Poder de la Sangre de Jesús
sellamos nuestro trabajo material y espiritual,
los negocios de toda nuestra familia,
y los vehículos, las carreteras, los aires,
las vías y cualquier medio de transporte
que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos,
las mentes y los corazones de todos los habitantes
y dirigentes de nuestra Patria a fin de que
Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
Te agradecemos Señor por Tu Sangre y
por Tu Vida, ya que gracias a Ellas
hemos sido salvados y somos preservados
de todo lo malo.

Oración por los enfermos (Padre Emiliano Tardif)

Jesús en el cieloJesús. Señor Jesús.
Creemos que estás vivo y resucitado. Creemos que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del Altar y en cada uno de nosotros.
Te alabamos y te adoramos. Te damos gracias Señor, por venir hasta nosotros
como pan vivo bajado del Cielo. Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor la salud de los enfermos.
Hoy te queremos presentar a todos los enfermos que están aquí, porque para
ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y tu lo conoces.
Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos. Visítalos a través
de tu Evangelio proclamado en la Santa Biblia, para que todos reconozcan
que tu estás vivo en tu Iglesia de hoy; y que se renueve su fe y su
confianza en ti. Te lo suplicamos Jesús.
Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su
corazón y de los que sufren en su alma que están orando y viendo los
testimonios de lo que Tú estás haciendo por tu Espíritu Renovador en el
mundo entero. Ten compasión de ellos, Señor.
Desde ahora te pedimos. Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a
encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas
de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu
compasión.
Te lo pedimos Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y
por tu preciosa sangre.
Sánalos Señor. Sánalos en su cuerpo, Sánalos en su corazón, Sánalos en su
Alma.
Dales vida y vida en abundancia. Te lo pedimos por intercesión de María
Santísima, tu Madre, la Virgen de los Dolores, la que estaba presente, de
pie, cerca de la cruz.
La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos distes por
madre. Tú nos has revelado que ya has tomado sobre ti todas nuestras
dolencias y por tu santas llagas hemos sido curados.
Hoy, Señor, te presentamos en fe todos los enfermos que nos han pedido
oración y te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les des la
salud.
Te pedimos por la gloria del Padre del Cielo, que sanes a los enfermos que
van a leer este libro.
Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para la
gloria de tu Nombre.
Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través
de los signos y prodigios de tu amor.
Todo esto te lo pedimos Jesús, porque tú eres Jesús. Tú eres el buen pastor
y todos somos ovejas de tu rebaño. Estamos tan seguros de tu amor, que aún
antes de conocer el resultado de nuestra oración, en fe te decimos Jesús
por lo que tu vas hacer en cada uno de ellos.
Gracias por los enfermos que tu estás sanando ahora, que tu estás visitando
con tu misericordia.
Que lo cubras de tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu
corazón de buen pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a
leerlo.
¡Gloria y alabanza a ti, Señor. ¡
Amén